Sal Marina…que escuece.

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Algunos no hemos llegado a entender aún la polémica surgida en torno a las propuestas de José Antonio Marina.

No porque no seamos docentes, que alguien me lo dijo el otro día.
No soy docente, ni lo pretendo, creo que no serviría.
De hecho creo que me viene muy bien ser observadora desde fuera del sector.
Soy madre atrapada en el sistema que, se supone, la «educa» a Ella, mi preciosa y extraordinaria adolescente.
Soy abuela deseosa del cambio para mis pequeñajos amados, y que no son considerados «especiales»…(Y un rábano para el sistema que por no llevar esa etiqueta me los trata como normales, a mí, a su abuela un rábano y un pepino)
Soy Experta en Coaching.
Soy miembro activo de la Comunidad (unidad común?) Educativa. Muy activo.
Más que muchos, muchos muchos, de los docentes.
Nadie puede callarme la boca.

Supongo que es, lo de no entender la polémica entre los docentes, porque como profesionales no nos ponemos a la defensiva cuestionando cualquier cosa que nos dé pánico, nos pueda sacar de nuestra calentita zona conocida, o también llamada de confort, en la que estamos tranquilos, o porque consideramos que cuando se habla de malos profesionales no sentimos que va con nosotros y no nos damos por aludidos, sino que, al contrario, sacamos la cabeza para la excelencia en nuestra profesión.

En Coaching también pasa, y alguno dirá que no vayamos a comparar. Cierto es que no es el mismo prestigio.
Sin embargo trabajamos con personas, también vulnerables, ya sea por edad, ya sea por situación de crisis, de valores, de identidad, de creencias, de los cuarenta, sentimental, o profesional.
Qué más dará.

No me ofendo nada cuando se habla de los coaches vendedores de humo, sacacuartos que aprovechan que hay tanta gente receptiva a sus mensajes de esperanza, ilusión y expectativas de abundancias y riquezas.

No me ofende nada, porque yo también los critico y porque no me siento en absoluto incluída en ese saco.

Ojalá para regular por fin esta profesión fuésemos los llamados “coaches” sometidos a unas pruebas más rigurosas, demostrada eficacia, penalizaciones e incentivos económicos, o apertura a los compañeros o inspectores, de nuestras sesiones, procesos y excelencia formadora.

Ojalá…

Habría menos payasos…

¿Y por qué parece tan descabellado aquello que propone la única persona escogida y que se ha atrevido, por su incisiva y luchadora contra ante el inefectivo sistema educativo?
Por cierto es exactamente lo mismo que se ha hablado en la Cumbre Internacional de Educación en Doha (Qtar)

http://www.elmundo.es/sociedad/2015/11/09/563f855246163f02288b4639.html

¿Tú, profesor, bueno o no, no crees que en el aula de al lado, o en el colegio de otro barrio, o en la escuela pública o concertada de este país no hay payasos en cuyas manos está la motivación y el resultado de cientos y cientos y cientos de criaturas que algún día serán exactamente igual de payasos que aquellos de los que han aprendido ?

¿Crees que todos los docentes son vocacionales y algunos no son vacacionales?

¿Te consideras igual de bueno, o de malo que los demás?

Quizás deberías mirarte eso de ser así. Por cierto un profesional proceso de Coaching con un Coach excelente te podría servir.

Sin embargo si eres excelente, si todos los días intentas ser mejor, si te reciclas, no dejas de aprender, innovas, admites e implantas nuevas metodologías y estás abierto al diálogo, seguro que tus alumnos no tienen la tasa de fracaso más alta de tu cole.

Entonces no temas, saldrás ganando y sólo te codearás y trabajarás cerca de los mejores, en cuanto todas estas medidas sean aprobadas y puestas en marcha.

Ganaremos todos.

Deseo que José Antonio Marina comience a escribir cuando termine todo esto, si es que le quedan fuerzas al hombre, otro libro blanco…el de los Coaches, sin apellidos, el de los íntegros, experimentados, demostrados excelentes.
Nosotros, mucho menos piña que los profesores, piña de no dejar entrar una idea, ni de salir a partirnos un piñón con nadie, piña de estar en un sindicato que mira por los derechos salariales, y no por por lo éticos ni morales, piña de impedir un cambio que mejore las cifras de fracaso escolar, nosotros, como digo, seríamos tan beneficiados como nuestros clientes.

Sería una bendición.

La docencia como el coaching, mal ejercido, puede ser más lesivo que beneficioso. Peligroso.

Porque trabajamos con PERSONAS, y lo que unos cobran, o el sistema al que pertenecen, por enseñar, los otros cobramos por acompañarlos, ya de adultos, a desaprender.
Lo que aprenden, muchos años después, buscan quien les ayude a desaprenderlo.

Alucinante paradoja.

Con un Sistema Educativo óptimo, apenas existiríamos los coaches.
Ojalá eso ocurriese.
Y de existir, sólo quedásemos los excelentes.
Y sí, yo a diario trabajo para serlo.
Hoy mi idea es descabellada, algún día alguien la pondrá en práctica.
Y se desatará la polémica.
Y será genial.
Señal de movimiento.
De cambio, de mejora.
Momento de criba.
Cedazo de excelencia.

LOLA

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